junio 05, 2011

Mis manos están llenas de sangre, pero cuando parpadeo, desaparece.




En la cajuela tengo todo un arsenal para pasármela genial con mi señorita, pizza, cerveza y un par de películas de Giovanni Ribisi; él me gusta, tiene cara de loco, pero ella dice: cara de enfermo mental... tiene razón, tiene razón.

... y qué tal si construimos una casa del árbol, no estoy tan lleno de demonios como antes, construyamos esa casa del árbol entre todos nosotros, Chava, haz el diagrama en la tierra, con un palito de madera.

Cómo sentí culpa toda la semana por la aparición de todos los asesinos y monstruos de todas las películas de horror, un amigo y familiares salieron lastimados, pero con los terremotos que yo mismo provoco agitando la cabeza y secando lágrimas, todo está mejorando... daría hasta el último de mis huesos para ser un piloto aviador acrobático.

En la cajuela llevamos todo un arsenal para pasar una noche de maravilla, la pasamos, pero no usamos nada de ese arsenal; cuéntame, cuéntame muchas cosas de ti, mientras yo te cuento bastantes cosas de mi, de por qué me dan miedo las brujas, las sectas satánicas y las personas que comen niños, te contaré de cuándo fuimos al baseball a ver a Los Sultanes y gritamos como chicas cuando la bola estaba arriba de nuestras cabezas... no usamos todo ese arsenal, pero hoy domingo, ya noche, se me antoja esa nieve de nueces acarameladas que disfrutamos tantas madrugadas.

Ya no tengo a tantos demonios, sé que volveran, pero a mi amigo Julz lo tengo protegido, así como a todos los demás, creo una camisa de fuerza invisible para evitar hacerles daño...

qué hacemos con todo lo que tenemos en la cajuela nena?
mira, veamos esas películas de Ribisi, mientras comemos pizza, nos besamos y la noche nos hechiza con el peso que va colgando poco a poco en nuestros parpados...

aun y con las toneladas en los parpados, hubo muchos besos y abrazos y soñé con todos mis amigos, construyendo una casa del árbol en el terreno del Mezquital, una casa del árbol, una mansión del árbol que incluía alberca y una jaula para el millón de demonios que me bañan con gasolina cada fin de semana.